La lucha contra el cambio climático queda en manos de los lÃderes mundiales
noviembre 7, 2009 – 5:24 pm -Sábado 07-11-09, 08: 20 AM
Por Anna Cuenca
El futuro de un nuevo acuerdo climático multilateral está ahora en manos de los lÃderes mundiales, que en la conferencia de Copenhague en diciembre tendrán la clave de un acuerdo polÃtico para salvar una negociación lastrada por su enorme complejidad.
La última ronda de negociación técnica previa a la cita de Copenhague (del 7 al 18 de diciembre) terminó el viernes en Barcelona (España) con el convencimiento de que la cita danesa no desembocará en un tratado internacional, sino en una declaración polÃtica con la promesa de lograr un acuerdo completo en 2010.
“Lo que hace falta es una voluntad polÃtica de los lÃderes mundiales, no aceptamos que nos digan que no queda tiempo”, afirma Mar Asunción, responsable de cambio climático de la ONG ecologista WWF España.
Unos 40 jefes de Estado y de Gobierno han expresado su intención de ir a Copenhague, pero ninguno ha confirmado su presencia, supeditándola a la participación de los demás.
Entre ellos está el brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, quien el mismo dÃa que se cerraba la reunión de Barcelona llamó a sus pares a acudir a la cita de diciembre y anunció que hablarÃa con el presidente estadounidense Barack Obama.
Además de Obama, el mandatario brasileño consideró esencial la participación de los lÃderes de China e India, los gigantes asiáticos que junto a Brasil y Rusia componen el grupo BRIC, enormes emisores de gases de efecto invernadero.
“El presidente Obama ha reconocido una y otra vez que los más pobres son los que están sufriendo de manera más dura el cambio climático. Si alguna vez ha sido el tiempo de la audacia y la esperanza, es ahora”, consideró David Waskow, director del programa de Cambio Climático de Oxfam América tras la conclusión de la reunión de Barcelona.
Durante el mes que falta hasta Copenhague, “hay un número de lugares en los que los lÃderes mundiales se van a encontrar en las próximas semanas y el tema del cambio climático tiene que formar parte de la agenda”, subrayó por su parte Alden Meyer, responsable de la ONG Union of Concerned Scientiests.
La primera de estas citas, el 14 y 15 de noviembre en Singapur, es la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-PacÃfico (APEC), que además de Estados Unidos y China incluye a Perú, Chile y México. Sus lÃderes, entre ellos Obama, harán hincapié en que el calentamiento global es “uno de los mayores desafÃos a los que se enfrenta el mundo”.
Obama viajará inmediatamente después a PekÃn, en su primera visita como presidente a China, que dará ocasión a contactos bilaterales que según algunos observadores pueden encerrar la clave para superar las divergencias entre los dos mayores contaminadores respecto a sus niveles de compromiso en reducción de emisiones.
Le seguirá, el 24 de noviembre, una visita del primer ministro indio, Manmohan Singh, a Washington.
Y, una semana antes de la cita de Copenhague, la cumbre de Estoril (Portugal) deberÃa permitir concretar una “posición común” de los paÃses iberoamericanos en materia climática.
Según los observadores, sólo un impulso fuerte de los jefes de Estado y de Gobierno puede salvar ahora la negociación, que en los dos años desde la conferencia de 2007 en Bali (Indonesia) ha avanzado muy poco debido a su complejidad.
“La razón por la que esto está resultando tan difÃcil es el magnitud y la naturaleza de la transformación que tenemos que realizar”, explicó Meyer.
“Básicamente estamos hablando de reinventar la sociedad industrial en los próximos 30 o 40 años”, para limitar el aumento de la temperatura media a menos de dos grados centÃgrados y frenar el auge de catástrofes naturales, como ciclones, inundaciones y sequÃas, que amenazan la supervivencia de cientos de millones de personas.
BerlÃn ha borrado las huellas del Muro y recuperado un perfil de capital
Viernes 06-11-09, 6:27 PM
Por François Becker
Una gigantesca escalera para reunir Este y Oeste, en el corazón de una metrópolis de seis millones de habitantes, rival de ParÃs y Londres: veinte años después de la apertura del Muro, sueños como éste se han esfumado, pero 3,4 millones de personas viven una capital diferente de las demás.
Alemanes del Este y el Oeste, ante la Puerta de Brandemburgo en 1989.
Cuando se abrieron las primeras brechas, el 9 de noviembre de 1989, “nada estaba listo pero se vivÃa una euforia increÃble”, recuerda Christoph Wessling, urbanista y arquitecto berlinés.
“Los urbanistas preveÃan un gran ‘boom’, BerlÃn debÃa volver al nivel de ParÃs y Londres”, a su edad de oro de los años veinte.
La ciudad pone en marcha proyectos gigantescos, la antigua tierra de nadie creada por el Muro se convierte en un terreno de juegos para arquitectos de todo el mundo.
La Potsdamer Platz, en pleno centro, se metamorfosea. Esta encrucijada, una de las más importantes de Europa al principio del siglo XX -hasta el punto que en ese cruce múltiple se inventó el semáforo-, era un descampado cortado por la mitad por el Muro.
La plaza ha recobrado un perfil propio, mezcla de futurismo y edificios de tierra cocida, bajo la dirección del italiano Renzo Piano.
Caso único entre las grandes metrópolis, BerlÃn ha tenido que reabsorber la antigua frontera, un pasillo vacÃo de más de 150 kilómetros de longitud. “Después de la Guerra y el Muro, los berlineses tenÃan grandes ansias de normalidad”, explica el urbanista.
El gigantesco edificio-muro del norteamericano Daniel Libeskind, o la escalera de su compatriota Robert Venturi, que debÃa pasar por encima de la Puerta de Brandeburgo, no han pasado de proyectos.
Los puentes se han reconstruido, se han reunido las lÃneas del metro, seccionadas 28 años antes, se han abierto las calles.
Para los 7,5 millones de turistas que BerlÃn recibe todos los años, la búsqueda del Muro es como un juego de pistas. “En numerosos lugares, ni los berlineses recuerdan ya por dónde pasaba”, constata Wessling.
En el Checkpoint Charlie, punto de paso emblemático de la Guerra FrÃa en BerlÃn, indicado en todas las guÃas turÃsticas, “ya no queda nada para ver”, sólo “dos pequeñas barracas ‘kitsch’ en medio de la calle”, afirma.
El Oeste ha desplegado una energÃa para algunos sospechosa para borrar emblemas del Este, sobre todo el Palacio de la República, sede del Parlamento.
La última realización es Hauptbahnhof, la estación central, y su cristalera de 320 metros de longitud, cerca del barrio gubernamental y de la CancillerÃa construida para transferir la capitalidad de Bonn a BerlÃn.
La estación sigue rodeada de hierba y de un descampado, señal de que “BerlÃn sigue lleno de lugares feos, inconclusos o vacÃos”, señala Guido Fassbender, comisario de una exposición sobre estas transformaciones.
Estos proyectos “sigues costando muy caro” a la ciudad, explica Wessling. Las deudas ascienden a unos 60.000 millones de deudas.
Los edificios del Este, algunos sin servicios y calentados con lignito, a veces insalubres, han sido renovados. Pero con perdedores: en los barrios de Mitte o Prenzlauer Berg, “los alquileres se han disparado y un 80% de la población ha cambiado”.
Jóvenes acomodados se han instalado en calles donde se multiplican tiendas de creadores, galerÃas de arte y estudios de yoga.
En el Oeste, en barrios como Kreuzberg, “los emigrantes han sido desplazados más lejos por el aburguesamiento”, subraya Hartmut Häussermann, sociólogo en la universidad Humboldt.
Hoy en dÃa, “la frontera este-oeste ha desaparecido”, estima. “Ahora transcurre entre los ricos y los pobres”.
Al cabo de 20 años, BerlÃn parece haber pasado página de la audacia arquitectónica, subraya. Hasta el punto de que el alcalde de la capital, Klaus Wowereit, reconocÃa recientemente: “A nivel de arquitectura, lo que sucede en BerlÃn roza el aburrimiento”.
El sueño de Helmut Kohl sobre una Europa unida sigue incompleto
Sábado 07-11-09, 07: 45 AM
Por Paul Taylor
El sueño de Helmut Kohl sobre una Europa unida sigue incompleto
Veinte años después de la caÃda del Muro de BerlÃn, el sueño de Helmut Kohl de que una Alemania unificada llevarÃa a una Europa integrada a nivel polÃtico sigue siendo un proyecto incompleto.
La situación se apresta a quedar igual pese a que se espera la entrada en vigor del Tratado de Lisboa de la Unión Europea en un futuro cercano.
La Reunificación de Alemania posiblemente provocó el último gran paso hacia una integración europea, con el acuerdo clave de Maastricht en 1991 para establecer la unión monetaria y económica con una sola divisa y una polÃtica exterior y de seguridad comunes.
La resistencia de la escéptica Reino Unido y la renuencia de Francia a compartir más soberanÃa evitó que la UE avanzara en el sueño de Kohl de una unión polÃtica completa, similar al sistema federal de Gobierno en Alemania.
Después de Maastricht, la ampliación de la UE para recibir a miembros del ex bloque soviético fue un precedente para una integración más profunda. El bloque ha crecido de 12 a 27 naciones, abarcando casi todo el continente.
Mientras los gobiernos comunistas tambaleaban en el este de Europa en 1989, Kohl, canciller de Alemania Occidental, buscó aliviar las ansiedades de sus vecinos por la escalada de la reunificación al incluir en el proceso un sueño más amplio de unidad europea.
Durante un discurso clave al Parlamento en Bonn el 28 de noviembre de 1989, estableciendo un plan de 10 años para la unidad de Alemania, Kohl declaró: “Se están abriendo oportunidades para superar la división de Europa y por lo tanto también la de nuestra Madre Patria”.
Kohl querÃa vincular la nueva Alemania a una Europa unida junto a la OTAN para evitar cualquier resurgimiento del nacionalismo. Argumentó que una unión monetaria y económica serÃa poco equilibrada a menos que Europa alcanzara la integración polÃtica al mismo nivel.
Kohl fue el último lÃder alemán en proclamar el idea de los estados unidos de Europa, una visión ahora confinada a un puñado de federalistas como el ex primer ministro belga Guy Verhofstadt. Su sucesores, Gerhard Schröder y Angela Merkel han sido menos entusiastas sobre la UE, y más dispuestos que Kohl a defender los intereses nacionales alemanes.
Archivos recientemente desclasificados muestran que la entonces primera ministra británica Margaret Thatcher y el ex presidente francés François Mitterrand estaban más preocupados por el lento ritmo de la unificación alemana que por la propuesta para una Europa integrada.
Los ex lÃderes se irritaron cuando el entonces presidente de la Comisión Europea Jacques Delors apoyó la idea de permitir a la democrática Alemania Oriental unirse a la Comunidad Europea.
Thatcher, quien temÃa el regreso de una Alemania más agresiva, estaba inmersa en una disputa doméstica por su hostilidad a la integración europea, que culminó con su renuncia forzada en diciembre de 1990.
RECEPCIÓN CON INTERESES
Tras los desencuentros diplomáticos iniciales, Mitterrand concluyó que su mejor curso era acoger la Alemania unificada y usar la oportunidad histórica para escapar del dominio del marco alemán avanzando en los planes para adoptar una divisa común.
Pero el lÃder francés nunca apoyó seriamente las ideas de Kohl de tomar las decisiones sobre polÃtica exterior con un voto por mayorÃa, ni de otorgar al Parlamento Europeo autoridad legislativa y de regulación.
Su ministro de Asuntos Exteriores, Roland Dumas, dijo que las instrucciones de Mitterrand indicaban que las negociaciones para el Tratado de Maastricht debÃan conceder el mÃnimo poder posible para la formación de una asamblea de la UE.
El Tratado de Maastricht inició una ola de rechazo a los “gobernantes de Bruselas”, causando derrotas en referendos en varios paÃses que han impedido hasta ahora los esfuerzos por reformar las instituciones de la UE.
El Tratado de Lisboa incluye pasos para una unión polÃtica más cercana, como la creación de un jefe de PolÃtica Exterior con mayor autoridad dentro del servicio diplomático de la UE y un presupuesto para el bloque de varios miles de millones de euros.
Pero los estados miembros mantendrán su poder de veto sobre las decisiones en defensa y polÃtica exterior, asà como en asuntos de impuestos y presupuestos.
El tratado también establece un presidente a largo plazo para el Consejo Europeo de LÃderes de la UE y un sistema de toma de decisiones que da mayor peso al tamaño de la población, una concesión a Alemania que Francia buscó evitar por última vez en 2000.
El Parlamento Europeo tendrá autoridad para tomar decisiones sobre un amplio rango de la legislación europea.
Pero la UE sigue estando a largo camino del sueño de integración federal de Kohl.
De hecho el propio Tribunal Constitucional de Alemania pareció poner lÃmites sobre cualquier integración sustancial europea en un fallo sobre el Tratado de Lisboa este año.
Hillary Clinton representará a EE.UU. en las ceremonias de la caÃda del Muro de BerlÃn
Viernes 06-11-09, 11:23PM
Washington, 6 nov (EFE).- La secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, encabezará la delegación que represente a este paÃs en las ceremonias que tendrán lugar en Alemania con motivo del 20 aniversario de la caÃda del Muro de BerlÃn.
La secretaria Clinton, dijo hoy el departamento de Estado, estará en BerlÃn los próximos 8 y 9 de noviembre y se reunirá con altos funcionarios alemanes.
Alemania conmemora este lunes el 20 aniversario de la caÃda del Muro de BerlÃn.
Posteriormente se trasladará a Singapur, donde, entre el 10 y el 12 de noviembre, tiene previsto asistir a la reunión de ministros de exteriores de los paÃses del Foro de Cooperación Económica Asia-PacÃfico (APEC) y mantener igualmente reuniones bilaterales con sus colegas de la región.
Entre el 12 y el 13 de noviembre Clinton visitará Filipinas, donde debatirá con altos funcionarios de este Gobierno asuntos relacionados con la alianza entre los dos paÃses.
Posteriormente regresará a Singapur, donde se unirá a la delegación de EE.UU. que asistirá a la Cumbre de la APEC y que encabeza el presidente Barack Obama.
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